La vida es una maravillosa maestra de la que nunca dejamos de ser alumnos.

Recuerdo perfectamente mis primeros dos años de formación. Trabajaba como ayudante de sommelier en un restaurante de mi tierra balear en un turno partido de diez horas, el domingo en otro diferente, para estar embarcando el lunes en el vuelo de las seis de la mañana rumbo a la Universidad de Barcelona. Allí estudiaba, descubría, sentía, todo lo posible; y regresaba en el vuelo de las ocho de la tarde para llegar a mi casa cerca de las diez de la noche.

Admitiré que el cansancio era mi compañero de estudios, pero nunca consiguió detenerme. Luego llegaba el verano y era diferente, había que trabajar más. Pero yo ya comenzaba a sentir un especial hormigueo en mis pies, esa clase de sensación que solo se experimenta cuando estás en el camino correcto.

Con mis estudios senté las bases de mi actual profesión de Sommelier, pero aprendí algo mucho más importante, querer es poder, y cuando consigues hacer realidad tus sueños a base de esfuerzo y dedicación, la satisfacción se paladea con el mismo placer que al estar delante de la copa del mejor vino.

Con esa lección en el bolsillo continúo caminando a día de hoy, continúo estudiando, lo que para muchos será perder el tiempo para mí es ganar en todos los sentidos. Con cada nuevo descubrimiento mis bases se amplían y lo que semejaba complejo se torna sencillo. Esa sencillez la necesito y la quiero para transmitir lo que sé a los que a día de hoy son mis alumnos.

Quiero que quienes confían en mi para aprender se enamoren del vino. Quiero que entiendan, no que memoricen. Quiero que se diviertan y se emocionen como yo lo hago. Que sientan el inmenso privilegio de poder dedicar tu vida a lo que te apasiona.

Apenas importan las horas que me requiera, los viajes, el esfuerzo, porque la recompensa es inmensa, es imposible medirla. Es una de esas satisfacciones personales que no necesitas poner en palabras, la sabes, la degustas y das las gracias, no hace falta nada más.

Mi meta más inmediata es hacerme con el título de Master Sommelier (Austria), sería el primero en conseguirlo en España. Mientras, voy metiendo la nariz en California o Japón. Nuestro planeta es agua y es tierra, y cada rincón encierra un tesoro que quiero encontrar y paladear en todos sus matices.

Así que tengo pensado seguir formándome y formando, aprendiendo y enseñando, porque quiero seguir creciendo, porque mi curiosidad no conoce límites y, sinceramente, porque me hace inmensamente feliz.

(He dejado mis títulos, premios y puestos actuales de docencia en mi BIO, por si quieres conocerme mejor)